En el caso de optar por un interés fijo, la cifra de interés quedará pactada entre el banco y el cliente y fijada para todo el tiempo del préstamo. De optar por un interés variable, la cifra del porcentaje de interés a pagar puede variar durante el transcurso del tiempo del préstamo. El préstamo toma un índice, o tipo de referencia, que se ajusta a la situación del mercado, pudiendo mejorar o empeorar las condiciones para el cliente, en dependencia de la situación económica y personal de cada uno. Estos préstamos normalmente se componen de una mayor parte variable y de un porcentaje fijo, otro aspecto a acordar para evitarnos futuras sorpresas es el redondeo del tipo de interés. La entidad que concede el préstamo debe informar de los cambios en las variables relacionadas con el tipo de interés, de esta forma el cliente conoce el precio y la evolución de su préstamo.
El cliente tiene que tener en cuenta estas variaciones que afectarán al precio de su préstamo para no verse en una situación en la que no pueda hacer frente al pago de éste. La excesiva subida de las variables que afectan al tipo de interés puede aumentar el precio de tal forma que el cliente no lo pueda afrontar de ninguna forma, siendo un problema para el cliente y para la entidad prestamista que deja de recibir este dinero prestado. Para ello, algunas entidades ofrecen la posibilidad de establecer límites en las variaciones de estos tipos de interés variables. Gracias a estos límites podremos calcular y asegurar nuestra futura solvencia y no encontrarnos en situaciones complicadas.