La destilación del whisky es un proceso laborioso pero simple. Numerosos países elaboran whisky pero el más valorado es el whisky escoces.
La materia prima, es la cebada, cereal que se selecciona y se limpia para empezar con el proceso de germinación, obteniendo el grado de azúcar adecuado para obtener el “green malt”. El siguiente paso es la molida y el mashing, donde añaden agua de unos 60º a la malta molida para disolver el azúcar y poder proceder a la fermentación y posterior destilación.
El resultado es un whisky amargo que necesita de el envejecimiento para volverlo agradable y suave al gusto. Para obtener el tan característico aroma se necesita de al menos 3 años de reposo en barricas de roble. Pero lo normal es que el reposo alcance los 8,10 y 12 años.
Como podemos observar hay una gran seguridad alimentaria tras todo el proceso que garantiza la calidad de tan noble bebida.